Es un libro que duele, además profundamente. La lectura de sus páginas te hacen ponerte en el lugar de esa familia que sufre, de manera repentina, la desaparición de su hija de catorce años, Susie. Se inicia entonces una investigación en busca del cuerpo de la chica y del autor del hecho. Pero, lo más penoso es el camino que desde entonces inician los miembros de la familia, padres y hermanos especialmente, así como los compañeros más cercanos a la chica. La historia nos la cuenta Susie, quien desde su cielo particular nos va describiendo los acontecimientos y cómo afecta su desaparición a cada uno de sus seres queridos e incluso los sentimientos que provocan en ella.
La historia se lee muy bien, te engancha; pero, como advierto al principio, te hiere en lo más profundo y, en cierto modo, aterra el dolor que puede causar la maldad de algunos seres humanos y las consecuencias sumamente dolorosas que todo ello provoca.
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