Cuando ya había
escogido el modelo y había pactado el precio, la familia entregaba el cadáver.
En primer lugar se lavaba el cuerpo y se procedía a la extracción del cerebro.
Para ello, se le inyectaba un líquido que lo deshacía y, con la ayuda de un
gancho metálico, se eliminaban los fragmentos a través de la nariz.
Las vísceras,
salvo el corazón, eran extraídas por el costado izquierdo a través de una
incisión. Una vez desecadas, eran depositadas en los vasos canopes. Después de
coser el corte, el cadáver era sumergido en natrón durante 70 días. Cuando se
había cumplido el plazo estipulado, el cuerpo era lavado y vendado
cuidadosamente. Pero después de
todo, los descuidados han existido desde que el mundo es mundo, ejemplo de ello
es que los embalsamadores solían ser bastante descuidados en su trabajo.
Algunas momias conservadas aún tienen plantas de rio plegadas en los hombros,
mientras que en su interior se han encontrado desde un ratón a todo tipo de
herramientas, como ganchos y agujas o un jarrón.
Las bajas en
el Antiguo Egipto:
Los escribas
llevaban un registro diario de obreros que faltaban a su trabajo y de las
excusas de su ausencia. Un papiro escrito en el año 40 del reinado del gran
Ramsés II recoge las razones de distintos trabajadores:
Neferabu faltó
porque tenía que embalsamar a su hermano.
Hehnektu tenía
que cuidarse del cadáver de su madre.
Uadymose se
estaba construyendo la casa.
Pendua se fue a
beber con su amigo Jonsu para celebrar la crecida del Nilo.
Varios obreros
estaban ocupados en la fabricación de cerveza o en fiestas familiares.
Otros tenían
diferentes enfermedades, habían sido picados por escorpiones o se habían
lesionado. El artesano de quien más se apiadaron los encargados fue un pobre
marido que tuvo que reconocer que no podía acudir al trabajo porque su mujer le
había propinado una paliza durante una discusión familiar.
Cleopatra no era egipcia:
Aunque Cleopatra
VII nació en Alejandría, en realidad formaba parte de una larga estirpe de
macedonios descendientes de Ptolomeo I, uno de los lugartenientes de mayor
confianza de Alejandro Magno. La dinastía ptolemaica gobernó Egipto desde 323
a.C. hasta 30 a.C., y la mayoría de sus líderes mantuvo su cultura griega. De
hecho, Cleopatra fue uno de los primeros miembros de la dinastía ptolemaica que
aprendió a hablar la lengua egipcia.
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