De esta lectura destacaría dos aspectos que a mi parecer son los más destacados de la obra; primero, su bella prosa, que trasluce un extraordinario dominio del idioma por parte del autor y, segundo, una historia sencilla, el amor por la sabiduría, ambientada en el Toledo de mediados del siglo XIII, lugar donde conviven tres culturas, la cristiana, la judía y la musulmana y donde funciona la famosa Escuela de Traductores, siendo una ciudad cosmopolita y un importante centro del saber, que permitirá el reencuentro de Occidente con el mundo clásico y el florecimiento cultural europeo; pero, donde, al mismo tiempo, la intransigencia eclesiástica impone su férreo control, todo ello, transmitido de forma magistral por el autor, que adereza también la historia con unas gotas de amor entre dos jóvenes.
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