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jueves, 19 de agosto de 2010

La tumba de Colón

La muerte le llega a don Cristóbal Colón el 20 de mayo de 1506 en Valladolid, ciudad a la que había acudido buscando audiencia con el rey don Fernando para intentar que le fueran restablecidos sus títulos y derechos en las tierras descubiertas. Su cuerpo fue tratado con un proceso llamado descarnación, mediante el cual se quita toda la carne de los huesos. Se le enterró inicialmente en dicha ciudad, en una capilla de la iglesia del monasterio de San Francisco. Posteriormente, en 1509, sus restos fueron trasladados al Monasterio de la Cartuja en Sevilla. Pero, para cumplir la voluntad de Colón de ser sepultado en las tierras por él descubiertas, sus restos fueron trasladados de nuevo en 1537 (o en 1542), esta vez a la Catedral de Santo Domingo, en la isla de La Española. Tras la conquista de la isla de Santo Domingo por los franceses en 1795, sus restos se trasladaron otra vez, ahora rumbo a La Habana. Allí descansarán hasta 1898, fecha en la que se produce la independencia de Cuba, siendo sus restos trasladados, por última vez (de momento), hasta la Catedral de Sevilla donde reposan en un suntuoso catafalco.
No obstante, la polémica sobre el reposo de los restos del Almirante subsiste, ya que los dominicanos argumentaron que habían encontrado, tras unas obras en la Catedral de Santo Domingo, en 1877, un sarcófago de plomo en el que rezaba que allí se encontraban los restos de don Cristóbal Colón.

Para acabar con la controversia, en 2003, se abrió el sepulcro sevillano, para que el Dr. Lorente de la Universidad de Granada, realizase un estudio del ADN de los restos. Los resultados se expusieron en el año 2006 y concluían que los restos sevillanos pertenecen sin duda a don Cristóbal Colón. Ahora bien, los restos de la Catedral de Sevilla tan sólo representan un porcentaje mínimo del esqueleto colombino, ¿dónde se halla el resto?, se perdieron en los traslados o se quedaron parte de los mismos en Santo Domingo.
El misterio continúa y mientras las autoridades dominicanas no permitan el estudio del ADN de sus restos este subsistirá.
En Santo Domingo las autoridades dominicanas construyeron un impresionante Faro monumento para dar reposo a los supuestos restos de Colón, trasladados desde la Catedral a este edificio.
Tanto en Sevilla como en Santo Domingo los restos de Colón siguen siendo objeto de las visitas de miles y miles de personas que admiran su gesta y lo que la misma supuso. Desde luego, sería lo justo que don Cristóbal Colón descansase entre los dos mundos que contribuyó a unir y entre los que navegó antes y después de su muerte.

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