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viernes, 18 de diciembre de 2020

Proyecto de desamortización de Flórez Estrada

FLÓREZ ESTRADA, ÁLVARO “DEL USO QUE DEBE HACERSE DE LOS BIENES NACIONALES”. EL ESPAÑOL, 28 FEBRERO 1836

(…) La cuestión que hay que resolver es la siguiente: ¿el gobierno debe pagar de una vez toda su deuda dando fincas en lugar de dinero, o convendrá que arriende en enfiteusis todas estas fincas y reparta su renta entre los acreedores? Hacer ver que el segundo método es el único justo, (...) y por consiguiente, ventajoso al sostén del trono de Isabel II (...) es lo que me propongo hacer ver (...) Con el plan de venta, todas las clases de la sociedad quedan altamente perjudicadas; solo ganan los especuladores en la degradación del ser humano; solo ganan los hombres habituados a enriquecerse escandalosamente en pocos días, sin más trabajo que el de especular sobre la ignorancia y la miseria de los pueblos, sobre la injusticia y desfachatez de los gobernantes.

En cambio, con el sistema enfitéutico, todas las familias de la clase proletaria serían dueñas del dominio útil de la tierra que cultivasen, y, por consiguiente, interesadas en sostener las reformas y el trono de Isabel II, pues en ellas verían cifrado su bienestar. (…) La enfiteusis es un sistema que, creando a favor del colono una casi propiedad, forma una clase de individuos tan industriosos y tan ricos como si fuesen propietarios. Este solo sistema es el que, inspirando al labrador una completa confianza, le estimula a cultivar la tierra ajena como si fuera propia.

Nos encontramos frente a un texto de Álvaro Flórez Estrada (1766-1853), político y economista decimonónico de ideología liberal, que se distinguió por su postura crítica frente a manera en la que se estaba aplicando la desamortización de Mendizábal. Sus planteamientos sobre este tema los expuso en 1836 en publicaciones como el periódico El Español (periódico independiente de línea liberal, dirigido por Andrés Borrego  y en el que participaran importantes políticos, intelectuales y escritores de la época). La alternativa del Flórez Estrada más que los beneficios económicos inmediatos buscaba los beneficios sociales y se nos presenta a nuestros ojos como la más idónea para un país que necesitaba cambiar una estructura de la propiedad que no favorecía el aumento de la producción y para solucionar la grave situación de subsistencia en la que vivía gran parte de la población española. El fracaso de sus tesis agudizó los problemas sociales y económicos en España a largo del siglo XIX y XX y dará lugar a tensiones periódicas y guerras fratricidas.

Flórez Estada se oponía al método de venta de los bienes desamortizados en pública subasta, -el propuesto por Mendizábal-, ya que pensaba que sería un perjuicio para el conjunto de la sociedad, puesto que solo favorecería a los grupos adinerados que utilizarían la tierra de forma exclusiva como un negocio, para especular con ella, pensado únicamente en su propio enriquecimiento, sin preocuparse de la situación de los grupos sociales económicamente más desfavorecidos de los pueblos. Además, todo esto se haría con la connivencia de políticos sin escrúpulos carentes de todo sentido de justicia. Frente a este sistema Flórez Estrada proponía una modalidad diferente: el arriendo en enfiteusis de las tierras desamortizadas –de las cuales el Estado mantendría la propiedad-. Se trataba de ceder tierras en usufructo -a perpetuidad o durante un largo periodo de tiempo- a cambio del pago de una renta al Estado. Estas tierras se entregarían a determinados grupos de campesinos (jornaleros, arrendatarios, aparceros...), que no tenían propiedades agrarias propias.

De esta forma, pensaba Flórez Estrada, se podía sacar más ingresos para hacer frente a los acreedores que tenían suscrita deuda pública (una de las finalidades principales de la desamortización) sin que el Estado tuviera que desprenderse de las tierras desamortizadas. Por otra parte, sostenía que su propuesta tendría la ventaja de hacer que hubiera más grupos sociales partidarios de las reformas liberales y de la propia reina Isabel II. Por último, argumentaba también que los colonos que se asentaran en las tierras cedidas en enfiteusis disfrutarían de ellas y se esmerarían en su cultivo y en obtener riquezas y beneficios como si fueran propias.

En definitiva, la propuesta de Flórez Estrada era la de crear un grupo extenso de pequeños campesinos prósperos que dispusiera de sus propias tierras en usufructo (disfrutando de la producción en beneficio propio), aunque la propiedad la mantuviera el Estado. No obstante, este proyecto fue debatido en las Cortes, siendo rechazado ya que muy pocos diputados apoyaron la iniciativa de Flórez Estrada frente a la de Mendizábal que al final fue la que se impuso.

A veces, es importante pensar en lo que hubiera supuesto la aprobación del proyecto de desamortización de Flórez Estrada frente al de Mendizábal que, a mi entender hubiera solucionado muchos de los problemas que secularmente arrastraba nuestro país, entre otros, se habrían reducido las profundas desigualdades sociales existentes; se hubiera mejorado la difícil situación del campesinado español, esencialmente del sur peninsular, y se habría dado acceso a la tierra a buena parte del campesinado; se hubiera cambiado la estructura de la propiedad existente en nuestro país heredada de la repoblación y que no favorecía la productividad; el Estado habría contado con unos recursos permanentes y conservaría la propiedad de la tierra; se habría mejorado y aumentado enormemente la producción agraria; la burguesía urbana habría invertido sus capitales en actividades que les eran propias (industria, comercio…); etc. En definitiva, se habría producido un desarrollo económico y se habrían evitado gran parte de la conflictividad social en el campo español y muchos de los graves conflictos civiles que han asolado nuestro país a lo largo de la edad contemporánea.

Pero, es lógico que las Cortes rechazasen el proyecto de Flórez, no olvidemos que quienes dominaban la política de la época era la gran burguesía especuladora y, en muchos casos, corrupta y que usaba la política como medio de enriquecimiento y poder y no en beneficio de la comunidad.

En ocasiones como esta, me vienen a la mente los versos tan acertados de Gil de Biedma en su Apología y petición:

¿Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno,
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?

De todas las historias de la Historia
la más triste sin duda es la de España
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza...


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