La Historia nos permite conocer el pasado, comprender el presente y mejorar el futuro

jueves, 29 de diciembre de 2011

El garrote vil

Este nombre indica el instrumento usado para ejecutar la pena de muerte en nuestro país. Su uso se remonta a 1820, pero se convierte en el medio de ajusticiamiento oficial a partir de 1832, año en que Fernando VII impone este método para las ejecuciones por considerarlo más humano que la horca, que era el utilizado hasta entonces; las últimas ejecuciones por este medio se realizarán en 1974, aunque su vigencia perdurará hasta la abolición de la pena de muerte en nuestro país con la Constitución Española de 1978.
Su funcionamiento es simple, se trata de un collar de hierro, atravesado por un tornillo, que al girarlo causa la rotura del cuello del reo.
Su nombre proviene del medievo, época en que el medio de ejecución de los villanos (“vil”), era a garrotazos (“garrote”), a diferencia de los nobles que eran ajusticiados por decapitación con espada o hacha. De ahí deriva el término “garrote vil”.
Los últimos ajusticiados por este método fueron el anarquista catalán Salvador Puig Antich y el delincuente común Georg Michael Welzel, ambos el día 2 de marzo de 1974 casi a la misma hora.




Fuente: Wikipedia

domingo, 25 de diciembre de 2011

La maldición del brujo Leopardo de Heinz Delam Lagarde

Un libro de misterio y aventuras que seguro que gusta a cualquier joven. Lagarde es un escritor hispano-francés que estuvo viviendo en el Congo (actual Zaire), fruto de esa experiencia es este y otros libros, en el que se mezcla una visión sobre África muy peculiar, haciendo hincapié en algo que para un europeo es extraordinario, el tema de la magia y la existencia de realidades paralelas posibles. Con maestria, el autor nos mete de lleno en una investigación sobre un caso de asesinato, llena de peligros, con apariciones fantasmagóricas y brujos que aderezan una historia emocionante.

jueves, 8 de diciembre de 2011

La batalla naval de la isla Tercera (Azores)

En julio de 1582 tuvo lugar una importante batalla naval en la isla Tercera, del archipiélago de las Azores entre una escuadra española y otra francesa.
El motivo de la misma fue la ocupación del trono de Portugal por el rey español Felipe II en 1580. La oposición anticastellana de gran parte de la población portuguesa apoyan la subida al trono de otro candidato, Don Antonio, que cuenta también con el apoyo francés e inglés, enemigos declarados de la Monarquía Hispánica.
Las fuerzas españolas, dirigidas por tierra por el Duque de Alba y por mar por don Álvaro de Bazán, acabaron, sin embargo, con cualquier intento de levantamiento contra Felipe II en los territorios portugueses, que terminan reconociéndolo como rey, salvo en las Azores, donde se refugió el pretendiente don Antonio.
Es entonces cuando Don Antonio consigue de Francia una gran flota de 60 barcos y unos 7.000 hombres, al mando de Felipe de Strozzi, con el objetivo de intentar conquistar Portugal desde las Azores.
Desde la Península se envía una flota con 28 barcos y unos 4.500 infantes bajo la dirección D. Álvaro de Bazán, nuestro experto y hábil almirante, victorioso en importantes batallas navales.
Así, a pesar de la inferioridad hispana, la destreza de sus mandos y el valor y arrojo de nuestra marinería dieron como resultado una aplastante victoria frente a los franceses, que tuvieron que retirarse con numerosas bajas, tanto humanas como navales. El almirante de la flota francesa, Strozzi, muere por las heridas recibidas de un arcabuz; mientras que don Antonio, el pretendiente al trono portugués, pudo huir en una de las naves francesas.
A pesar de la victoria, la isla Tercera y la mayor parte de las Azores no serán ocupadas definitivamente hasta un año después, cuando las tropas españolas llevaron a cabo un gran desembarco en esta isla, donde se concentraba un importante contingente de tropas portuguesas, francesas e inglesas, que habían fortificado la isla. Bajo la cobertura del fuego de los cañones de la flota felipista se produjo el desembarco de la infantería hispana en la costa elegida para el asalto por ser la más desguarnecida. Las tropas españolas pronto se hacen con el control de la zona e inician la conquista de la isla, cuya caída supone la rendición del resto de las islas rebeldes.
El dominio de las Azores era esencial para la Monarquía hispánica puesto que se convertirá en lugar de abastecimiento de la flota española en su ruta hacia Las Indias. Con ellas, todas las posesiones de la Corona portuguesa quedaron bajo el poder de Felipe II. Dominio que no durará mucho, pues Portugal se subleva en 1640 contra la monarquía española y consigue su definitiva independencia en 1668 por el Tratado de Lisboa.
La pérdida irreparable de don Álvaro de Bazán, quien obtuvo de Felipe II el título de Marqués de Santa Cruz, será fundamental para el futuro de la Marina española, ya que bajo su dirección ¿quién sabe qué hubiera sucedido con la Armada Invencible lanzada contra Inglaterra en 1588?
Merecidos son los versos que el genial Lope de Vega le dedicara en 1588:
El fiero turco en Lepanto,
en la Tercera el francés,
y en todo mar el inglés,
tuvieron de verme espanto.
Rey servido y patria honrada
dirán mejor quién he sido
por la cruz de mi apellido
y con la cruz de mi espada.
El Imperio Hispánico dominaba entonces el mundo, sus soldados causaban temor tanto por tierra como por mar y Felipe II era el rey en quien su Imperio no se ponía el sol. Pronto, sin embargo, vendrían los reveses que acabarían con el poderío Hispano, pero esa es otra historia.

Imagen: "El San Mateo en la batalla de las Azores, 1582". Ilustración de Tony Bryan. Osprey Publishing. Tomada de http://www.todoababor.es