En el momento actual, donde la
manipulación social por parte del poder es de lo más simple, zafio y sin
contrapeso por parte de las élites intelectuales, uno pierde toda esperanza en
la humanidad y en su destino. Decía el filósofo Zygmunt Bauman que estamos en
un tiempo de "pensamiento líquido",
cambiante, superficial y acrítico en el que es fácil que políticos y medios,
tanto nacionales como internacionales, manipulen y usen la Historia para poner
de manifiesto identidades o ideas interesadas.
Cuando el domingo 12 de octubre
celebremos nuestro día nacional y el día de la Hispanidad, volveremos a
escuchar soflamas patrioteras y otras contrarias a la conmemoración de dicho
descubrimiento de América por nuestra nación. Es triste pensar o estar convencido
de que si hubiese sido Francia o Gran Bretaña los descubridores, todo el mundo
estaría celebrando dicha efeméride y aplaudiríamos, hasta con las orejas, dicha
hazaña. Sin caer en la complacencia facilona, quiero reivindicar nuestra
Historia, pues resulta que españoles fueron también quienes impulsaron la
primera vuelta al mundo o la expedición de Balmis para llevar la vacuna de la
viruela a todos los rincones del imperio español, hechos que campan en nuestro
olvido histórico nacional y no digamos ya en el internacional. Los españoles
somos especialistas en enfrentarnos ideológicamente y no iba a ser menos en lo
referente a nuestro pasado histórico, algo sano, siempre que no se caiga en la
vacuidad de repetir mensajes interesados de unos y de otros que no han pasado
por el tamiz de un conocimiento crítico. Saber reconocer nuestros errores
históricos y conocer nuestras proezas históricas es propio de una nación sin
complejos y crítica. Pero, hoy en día no interesa la Historia, sino jugar con
ella para justificar ideas o ideologías, ante la mansedumbre borreguil de todos
nosotros. Por eso, no es de extrañar, que cuando a día de hoy, uno lee en el
periódico que un personaje como Donald Trump lanza a los cuatro vientos, y sin
sonrojo alguno, que conmemorará de nuevo el Día de Colón, eliminando el de los
Pueblos Indígenas establecido por su antecesor Joe Biden y, apunta, además, que
todos amamos a los italianos, dice
mucho de cuáles son sus objetivos; primero, lanzar un guiño a su alter ego
transalpina Meloni y a su afinidad ideológica con el trumpismo; segundo,
ganarse el apoyo de la gran cantidad de estadounidenses de origen italiano y,
tercero, seguir su cruzada antihispana, cuyo reflejo se observa en la
persecución de estos inmigrantes, que tanto han hecho por la economía
norteamericana y, al mismo tiempo, renegar de la herencia histórica
española. Conocer que el proyecto naval
de Colón (de quien se desconoce su origen concreto) solo fue posible por el
amparo y la financiación de la corona castellana y que Castilla conformó la
identidad cultural y social americana debería implicar que la celebración del
día de Colón debería ser el de la herencia hispana. Pero, no nos dejemos
engañar, sería de una gran simpleza decir que solo el trumpismo manipula y usa
la Historia para justificar sus intereses; ya que, también, su antecesor
demócrata, usó la celebración para dar contenido político a su discurso,
proclamando el día de los pueblos indígenas; curioso, en una nación que acabó
con la mayor parte de esa población y que se permitiese usar dicha celebración
también para cargar las tintas contra esos españoles, conquistadores,
misioneros, exploradores, fundadores de ciudades… permitiendo actos de derribo
de estatuas de estos hispanos por genocidas, mientras preservaba la memoria de
sus padres fundadores, muchos de ellos esclavistas de pro.
Cuando una nación no sabe explicar y
difundir su Historia, como nos pasa a los españoles, sucede esto. España que
tanto ha aportado a Estados Unidos cae en el olvido para gran parte de su
población, que desconoce la lucha a favor de su independencia por parte de
españoles, que desconoce que el origen de gran parte de esa nación es hispano y
que la fundación de muchas de sus ciudades también lo son. No corren buenos
tiempos para nuestra Historia y, por ende, para nuestra lengua en Estados
Unidos, así que deberían ser los propios españoles los que reivindiquen el
legado hispano en el mundo, tal y como nosotros nos enorgullecemos del que
dejaron pueblos como el romano o el musulmán en su dominio del solar ibérico y
que hoy conforman parte de nuestra identidad.
En tiempos de pensamiento líquido la
política juega con la Historia y la manipula y la usa para sus intereses. Como
profesor de Historia, no obstante, sigo trabajando para que mis alumnos
adquieran un pensamiento crítico que les permita combatir la mentira y la
manipulación y que los historiadores seamos la punta de lanza para combatir las
falacias históricas y las verdades a medias.
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