La Historia nos permite conocer el pasado, comprender el presente y mejorar el futuro

sábado, 11 de octubre de 2025

Para qué sirve la Historia


En el momento actual, donde la manipulación social por parte del poder es de lo más simple, zafio y sin contrapeso por parte de las élites intelectuales, uno pierde toda esperanza en la humanidad y en su destino. Decía el filósofo Zygmunt Bauman que estamos en un tiempo de "pensamiento líquido", cambiante, superficial y acrítico en el que es fácil que políticos y medios, tanto nacionales como internacionales, manipulen y usen la Historia para poner de manifiesto identidades o ideas interesadas.

Cuando el domingo 12 de octubre celebremos nuestro día nacional y el día de la Hispanidad, volveremos a escuchar soflamas patrioteras y otras contrarias a la conmemoración de dicho descubrimiento de América por nuestra nación. Es triste pensar o estar convencido de que si hubiese sido Francia o Gran Bretaña los descubridores, todo el mundo estaría celebrando dicha efeméride y aplaudiríamos, hasta con las orejas, dicha hazaña. Sin caer en la complacencia facilona, quiero reivindicar nuestra Historia, pues resulta que españoles fueron también quienes impulsaron la primera vuelta al mundo o la expedición de Balmis para llevar la vacuna de la viruela a todos los rincones del imperio español, hechos que campan en nuestro olvido histórico nacional y no digamos ya en el internacional. Los españoles somos especialistas en enfrentarnos ideológicamente y no iba a ser menos en lo referente a nuestro pasado histórico, algo sano, siempre que no se caiga en la vacuidad de repetir mensajes interesados de unos y de otros que no han pasado por el tamiz de un conocimiento crítico. Saber reconocer nuestros errores históricos y conocer nuestras proezas históricas es propio de una nación sin complejos y crítica. Pero, hoy en día no interesa la Historia, sino jugar con ella para justificar ideas o ideologías, ante la mansedumbre borreguil de todos nosotros. Por eso, no es de extrañar, que cuando a día de hoy, uno lee en el periódico que un personaje como Donald Trump lanza a los cuatro vientos, y sin sonrojo alguno, que conmemorará de nuevo el Día de Colón, eliminando el de los Pueblos Indígenas establecido por su antecesor Joe Biden y, apunta, además, que todos amamos a los italianos, dice mucho de cuáles son sus objetivos; primero, lanzar un guiño a su alter ego transalpina Meloni y a su afinidad ideológica con el trumpismo; segundo, ganarse el apoyo de la gran cantidad de estadounidenses de origen italiano y, tercero, seguir su cruzada antihispana, cuyo reflejo se observa en la persecución de estos inmigrantes, que tanto han hecho por la economía norteamericana y, al mismo tiempo, renegar de la herencia histórica española.  Conocer que el proyecto naval de Colón (de quien se desconoce su origen concreto) solo fue posible por el amparo y la financiación de la corona castellana y que Castilla conformó la identidad cultural y social americana debería implicar que la celebración del día de Colón debería ser el de la herencia hispana. Pero, no nos dejemos engañar, sería de una gran simpleza decir que solo el trumpismo manipula y usa la Historia para justificar sus intereses; ya que, también, su antecesor demócrata, usó la celebración para dar contenido político a su discurso, proclamando el día de los pueblos indígenas; curioso, en una nación que acabó con la mayor parte de esa población y que se permitiese usar dicha celebración también para cargar las tintas contra esos españoles, conquistadores, misioneros, exploradores, fundadores de ciudades… permitiendo actos de derribo de estatuas de estos hispanos por genocidas, mientras preservaba la memoria de sus padres fundadores, muchos de ellos esclavistas de pro.

Cuando una nación no sabe explicar y difundir su Historia, como nos pasa a los españoles, sucede esto. España que tanto ha aportado a Estados Unidos cae en el olvido para gran parte de su población, que desconoce la lucha a favor de su independencia por parte de españoles, que desconoce que el origen de gran parte de esa nación es hispano y que la fundación de muchas de sus ciudades también lo son. No corren buenos tiempos para nuestra Historia y, por ende, para nuestra lengua en Estados Unidos, así que deberían ser los propios españoles los que reivindiquen el legado hispano en el mundo, tal y como nosotros nos enorgullecemos del que dejaron pueblos como el romano o el musulmán en su dominio del solar ibérico y que hoy conforman parte de nuestra identidad.

En tiempos de pensamiento líquido la política juega con la Historia y la manipula y la usa para sus intereses. Como profesor de Historia, no obstante, sigo trabajando para que mis alumnos adquieran un pensamiento crítico que les permita combatir la mentira y la manipulación y que los historiadores seamos la punta de lanza para combatir las falacias históricas y las verdades a medias.

 

Sebastián Merino Muriana

 

 

 

 

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