Con un estilo literario cuidado y brillante, Alberto Méndez refleja como nadie el ambiente, las penurias y la tragedia de la guerra en personas cotidianas. Los personajes que representa son muy reales, ya que reflejan los impulsos, las pasiones y los sentimientos humanos.
A través de cuatro historias conectadas unas con otras: el capitán franquista que se rinde y renuncia a ganar una guerra cruel, la joven pareja que huye de la represión al monte, el preso que se niega a mantener una mentira por librarse de una muerte injusta y el religioso que trata de justificar su lascivia con la salvación a una madre y un niño cuyo padre supuestamente muerto en la guerra, vive escondido en un armario.
El libro refleja la sinrazón de la guerra y el ambiente lúgubre de la postguerra, donde los vencidos sufren y padecen sus consecuencias, les pueden arrebatar su libertad, su voz, sus vidas, pero no su dignidad. El título del libro quiere representar cómo la humanidad ha perdido el norte, la luz, y vive en la oscuridad y la muerte.
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