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viernes, 1 de febrero de 2019

APOLO Y DAFNE DE GIAN LORENZO BERNINI


El dios Apolo, orgulloso de su hazaña tras acabar con la serpiente Pitón con su arco y sus flechas, al encontrarse con el aniñado Eros, que portaba su diminuto arco, se mofó de él. El dios del amor, enfadado por las burlas del soberbio Apolo, le lanzó una flecha de amor a éste y otra de desamor a la bella ninfa Dafne. Tras ello, Apolo, loco de deseo, perseguía a la joven ninfa, por lo que esta pidió ayuda a su padre, Peneo, el cual conmovido por la petición de su hija la transformó en árbol de laurel. Apolo, dios de la música y de la poesía, en honor a este amor convertiría al laurel en su árbol sagrado y, desde entonces, los atletas, músicos y poetas triunfadores en los juegos se coronarían con hojas de laurel en conmemoración al amor del dios hacia su desdichada Dafne.

Este bello mito ha sido representado en el arte en múltiples ocasiones, pero quizás la más destacada haya sido la escultura que realizó en el siglo XVII Gian Lorenzo Bernini y que se expone en la Galería Borghese de Roma.

La obra de Bernini, realizada en mármol y de gran tamaño, permite valorar la extraordinaria maestría del autor para plasmar las diferentes texturas (piel, cabellos, corteza del árbol, telas…) y para captar el instante fugaz en que se está produciendo la metamorfosis de Dafne. El realismo de las figuras, el dramatismo en la expresión de la ninfa al sentirse alcanzada por Apolo y transformada, la sorpresa de Apolo, el uso expresivo de luces y sombras, la sensualidad, el movimiento, la original composición… son los ingredientes maravillosos que componen esta extraordinaria obra de arte.