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sábado, 29 de octubre de 2011

La Batalla de Rocroi

La batalla de Rocroi, de Ferrer Dalmau.


LA BATALLA DE ROCROI
(19 de mayo de 1643)

Leyendo el artículo sobre Rocroi (El perro de Rocroi) de Pérez Reverte, que me parece espléndido, además de haberme permitido descubrir a un maravilloso pintor de ejércitos, batallas y paisajes, Ferrer Dalmau, quedando francamente sorprendido por la belleza poética de sus obras (uso esta expresión porque es la que me parece a mí la más apropiada, aunque no sé si es la más acertada); he sentido, por otra parte, el impulso de escribir sobre esta batalla, de la que hace tiempo tenía en mente sacar algo en el blog.
La batalla de Rocroi marca la decadencia de la hegemonía española en el mundo. Esta batalla se inscribe en el contexto de la Guerra de los Treinta Años, que comienza siendo una guerra de religión entre católicos y protestantes, en la que la Monarquía Hispánica se ve obligada a intervenir en ayuda del Emperador de los Habsburgo austriaco; acabará convirtiéndose en una lucha por la hegemonía europea tras la intervención de Francia, que entra en la guerra en 1635 apoyando al bando protestante, con el objetivo de derrotar el dominio español en Europa.
En 1643, la situación del Imperio hispánico es complicada, con sublevaciones en Cataluña y Portugal, con numerosos frentes bélicos abiertos y con una ruina económica importante.
No obstante, los tercios españoles continuaban siendo temidos y se mostraban invencibles en el continente. Sin embargo, en el sitio de la villa francesa de Rocroi, la falta de previsión de los mandos del ejército hispano, la fortuna y la buena dirección del comandante francés, el Duque de Enghien, que movió con acierto a la caballería gala, provocaron una derrota que se convertirá en propagandística para Francia y que supondrá el inicio de la decadencia militar y política española, sumiendo a nuestro país en una profunda crisis general.
A pesar de la derrota, el ejército hispano, como veremos, mantuvo su honor en el campo de batalla. Los tercios españoles, que estaban en la vanguardia (privilegio reservado a las tropas de élite), resistieron tres ataques franceses y estuvieron dispuestos a resistir hasta el final, pero el jefe del ejército francés, viendo que los españoles pagarían cara su derrota y temiendo la llegada de refuerzos de la infantería española, les concedió una rendición meritoria: respetar la vida de los supervivientes y permitirles retornar a España, así como conservar sus estandartes y armas.
Otros cuerpos de los tercios, las tropas alemanas y valonas, que estaban en la retaguardia, sufrieron grandes pérdidas y se desorganizaron, mientras que los tercios italianos, que no sufrieron bajas muy importantes, se retiraron del campo de batalla ante la inminencia de la derrota.
Además, si bien fuimos derrotados en Rocroi, esto no fue el fin de las victorias de nuestros tercios, que durante algún tiempo siguieron derrotando a los enemigos en los campos de batalla, entre ellos, pocos meses después de Rocroi, a los ejércitos franceses.
Ahora bien, a efectos prácticos, La batalla de Rocroi, como decía anteriormente, da inicio a una etapa de crisis profunda del imperio español, período triste para aquellos que estudiamos su historia y amamos a nuestro país. Nuestros reyes y gobernantes no supieron estar a la altura de las circunstancias, pero el pueblo español dio muestras de sacrificio, valentía y honestidad, como tantas veces a lo largo de nuestra historia.