La Historia nos permite conocer el pasado, comprender el presente y mejorar el futuro

martes, 31 de agosto de 2010

La mortalidad en la Guerra Civil en Villafranca de los Barros

Hace ya algunos años, realicé un estudio de investigación sobre la mortalidad en la Guerra Civil en Villafranca de los Barros. La investigación nos fue encomendada por nuestro profesor de Historia Contemporánea don Fernando Sánchez Marroyo y su objetivo, aparte de aprender a realizar una investigación histórica, era el de obtener datos fiables sobre la mortalidad en nuestras localidades, que permitiesen confirmar o refutar las estimaciones existentes hasta entonces sobre la Guerra Civil, ya fueran producidas por acciones de guerra o por represalias de ambos bandos.
El profesor Sánchez Marroyo nos proporcionó las pautas y los conocimientos necesarios para ponernos manos a la obra con nuestra investigación local. En mi caso, las principales fuentes con las que conté fueron los libros del Registro Civil de Villafranca, los cuales consulté desde 1935 (un año antes de la contienda, para estudiar la mortalidad en un año “normal”) hasta 1987 (año de la investigación); así como el libro “Villafranca en la Historia” de Antonio de Solís Sánchez Arjona, que proporcionaba una visión de los sucesos acaecidos en nuestra localidad; No obstante, me sirvieron también de apoyo otros libros sobre la guerra civil en Extremadura y sobre la Marcha hacia Madrid del llamado Ejército Nacional. Asimismo, tomábamos como base para la comparación de las cifras sobre la mortalidad en la guerra civil las estimaciones, en ese momento novedosas, de Salas Larrazábal.
Tras la pertinente labor indagatoria en el Registro Civil, el análisis y contraste de la información bibliográfica, la corrección de la mortalidad diferida y la toma de datos, sacamos las siguientes conclusiones: que la mortalidad en Villafranca de los Barros a causa de la Guerra Civil había sido bastante alta, lo cual llamaba la atención, dado que superaba con creces a la media provincial y era sólo algo inferior a la de la capital provincial (Badajoz), donde es conocido que se había producido una gran represión tras la toma de la ciudad. ¿A qué era debido esto? A varias causas: primero, a la existencia en nuestra localidad de un Hospital Militar, con el consiguiente número de muertes registradas en nuestro municipio. Y, segundo, a una represión importante por parte del denominado bando nacional tras los primeros momentos de la toma de la localidad, que coincide con el principio de la guerra. Pero, la magnitud de la represión en nuestro municipio donde no hubo una gran oposición frente a la conquista ni hechos violentos reseñables, hace preguntarse de nuevo sobre el porqué de la misma. Todo nos induce a pensar que esta gran represión estaría relacionada con la estrategia de terror ideada por el bando nacional con objetivos evidentemente propagandísticos y de sometimiento de la población, impidiendo cualquier acción en la retaguardia, de un ejército que avanzaba hacia Madrid.
Como ya se ha indicado, la mayor parte de las muertes a causa de la guerra (tanto por acciones de guerra como por represión) se producen durante el primer año de la misma, esencialmente tras la toma de la ciudad y en los meses siguientes.
Ha sido necesario en el estudio una importante labor de detección de esta mortalidad, en muchos casos encubierta o diferida (a fin de que las tasas de mortalidad no fueran excesivas para algunos años) y también hemos detectado muchas personas registradas tras la entrada de la democracia en nuestro país, que no fueron realizadas en su momento bien por temor o porque entonces no pudieron o quisieron hacerlo sus familiares. Asimismo, es evidente que deben existir casos en que no hubo quien solicitase el registro de los mismos (quizás por falta de familiares directos).
Por todo ello, concluimos en nuestra investigación que las estimaciones de Salas Larrazábal necesitaban correcciones importantes. En este sentido, hoy en día se han realizado estudios más exhaustivos, si bien no del todo completos, que aclaren y pongan de manifiesto la verdadera dimensión demográfica y social de la trágica confrontación civil.
Quienes deseen consultar en su totalidad el estudio (en el que aparecen además gráficos, estadísticas y un apéndice nominal) pueden hacerlo en el siguiente enlace:

jueves, 26 de agosto de 2010

Luis I de Borbón, el reinado breve

Luis I de Borbón, llamado el Bien Amado (Madrid 25 de agosto de 1707- Madrid, 31 de agosto de 1724): fue el primer rey Borbón nacido en España, hijo primogénito de Felipe V y de su primera esposa María Luisa de Saboya, tuvo el reinado más breve de la historia de España (si exceptuamos el de Felipe el Hermoso, quien fue rey de Castilla durante apenas dos meses).
En enero de 1724 se produce la abdicación inesperada de su padre, no se sabe muy bien si lo hizo para poder así ocupar el trono de Francia, ya que el Tratado de Utrecht impedía que el mismo rey ocupara los tronos de España y Francia (sus aspiraciones a hacerse con el trono francés parecían inminentes al producirse la muerte del heredero y por la debilidad física del rey galo, Luis XV), o por problemas mentales (ya que el rey padecía crisis depresivas).
Luis accede al trono el 15 de enero de 1724, con dieciséis años, y ocupa el mismo hasta que se produce su muerte por la viruela el 31 de agosto de ese mismo año, con diecisiete años recién cumplidos. Es decir, estará en el trono poco más de siete meses.
Fue un rey inexperto y poco preparado para reinar, no obstante las riendas del país siguieron en manos de su padre, Felipe V, y de su madrastra, Isabel de Farnesio, quienes desde su residencia en el palacio de la Granja de San Ildefonso dirigían el país.
El Bien Amado, tuvo una infancia triste, dado que quedó huérfano de madre a los siete años y estuvo sometido a una rígida tutela. A los quince años contrajo matrimonio con Luisa Isabel de Orleans, muy criticada por su conducta extravagante (debido también a problemas mentales), pero de lo que no cabe duda es que debió de amar a su esposo, pues tras enfermar éste, lo cuidó personalmente y, de hecho, ella también contrajo la enfermedad, si bien no con el mismo trágico fin. Luis y su esposa no tuvieron descendencia.
Tras la muerte de su primogénito, Felipe V asumirá de nuevo las labores de gobierno. Curiosa y paradójicamente, éste será el rey con el reinado más largo de la historia de España (más de 45 años, dividido en dos períodos), mientras que su hijo (con la salvedad antes expuesta) tendrá el más corto (poco más de siete meses).

lunes, 23 de agosto de 2010

Cortés y Malinche

Malinalli o Malinche (1502-1529), también conocida como Marina o doña Marina, nombre que recibió tras su bautismo. Era hija de un cacique vasallo del Imperio azteca. Pero a la muerte de su padre, su madre contrajo segundas nupcias y tuvo un hijo, al que se declaró heredero del territorio, por lo cual hicieron desaparecer a Malinche, que fue entregada a unos mercaderes que posteriormente la ceden o venden como esclava en territorio maya siendo todavía niña. Debido a esto, hablaba con fluidez su lengua materna, el náhuatl (lengua de los aztecas), y la lengua de sus amos, la maya.
Tras la Batalla de Centla ocurrida el 14 de marzo de 1519, el cacique de Tabasco, tal y como era costumbre entre los indios obsequia a los vencedores, con 20 mujeres, entre las que se hallaba Malinche, algunas piezas de oro, y un juego de mantas. Tras ser bautizada, Cortés la regala a uno de sus capitanes, Alonso Hernández Portocarrero, natural de Medellín; pero al descubrir el conquistador que Malinche habla náhuatl empieza a utilizarla como intérprete, junto a Jerónimo de Aguilar, a quien Cortés libera de un largo cautiverio en manos de los mayas. Pronto aprende también castellano y se convierte en un elemento clave de la conquista, ya que no sólo prestó servicio como intérprete, sino que también asesoró a los españoles sobre los nativos y, posiblemente, realizó tareas de estrategia y diplomacia fundamentales durante la conquista del imperio azteca. Así el mismo Cortés llegó a afirmar que “después de Dios, debemos la conquista a Doña Marina”.
Se dice que tras reencontrarse con su madre y su hermanastro los perdonó.
Tuvo un hijo de Cortés, Martín, primogénito pero ilegítimo (legitimado posteriormente); luego el conquistador daría el mismo nombre a su primer hijo legítimo, que tuvo con Juana de Zúñiga. Finalmente, Cortés casó a Malinche con un hidalgo, Juan Jaramillo, natural de Zafra, de quien se sabe que ella tuvo otra hija, María Jaramillo. En 1529 existe constancia de la muerte de Malinche, posiblemente de viruela.

jueves, 19 de agosto de 2010

La tumba de Colón

La muerte le llega a don Cristóbal Colón el 20 de mayo de 1506 en Valladolid, ciudad a la que había acudido buscando audiencia con el rey don Fernando para intentar que le fueran restablecidos sus títulos y derechos en las tierras descubiertas. Su cuerpo fue tratado con un proceso llamado descarnación, mediante el cual se quita toda la carne de los huesos. Se le enterró inicialmente en dicha ciudad, en una capilla de la iglesia del monasterio de San Francisco. Posteriormente, en 1509, sus restos fueron trasladados al Monasterio de la Cartuja en Sevilla. Pero, para cumplir la voluntad de Colón de ser sepultado en las tierras por él descubiertas, sus restos fueron trasladados de nuevo en 1537 (o en 1542), esta vez a la Catedral de Santo Domingo, en la isla de La Española. Tras la conquista de la isla de Santo Domingo por los franceses en 1795, sus restos se trasladaron otra vez, ahora rumbo a La Habana. Allí descansarán hasta 1898, fecha en la que se produce la independencia de Cuba, siendo sus restos trasladados, por última vez (de momento), hasta la Catedral de Sevilla donde reposan en un suntuoso catafalco.
No obstante, la polémica sobre el reposo de los restos del Almirante subsiste, ya que los dominicanos argumentaron que habían encontrado, tras unas obras en la Catedral de Santo Domingo, en 1877, un sarcófago de plomo en el que rezaba que allí se encontraban los restos de don Cristóbal Colón.

Para acabar con la controversia, en 2003, se abrió el sepulcro sevillano, para que el Dr. Lorente de la Universidad de Granada, realizase un estudio del ADN de los restos. Los resultados se expusieron en el año 2006 y concluían que los restos sevillanos pertenecen sin duda a don Cristóbal Colón. Ahora bien, los restos de la Catedral de Sevilla tan sólo representan un porcentaje mínimo del esqueleto colombino, ¿dónde se halla el resto?, se perdieron en los traslados o se quedaron parte de los mismos en Santo Domingo.
El misterio continúa y mientras las autoridades dominicanas no permitan el estudio del ADN de sus restos este subsistirá.
En Santo Domingo las autoridades dominicanas construyeron un impresionante Faro monumento para dar reposo a los supuestos restos de Colón, trasladados desde la Catedral a este edificio.
Tanto en Sevilla como en Santo Domingo los restos de Colón siguen siendo objeto de las visitas de miles y miles de personas que admiran su gesta y lo que la misma supuso. Desde luego, sería lo justo que don Cristóbal Colón descansase entre los dos mundos que contribuyó a unir y entre los que navegó antes y después de su muerte.

viernes, 13 de agosto de 2010

El vecino marroquí

España y Marruecos son dos vecinos que tienen una relación complicada. Esto es debido a varios contenciosos. El primero, es el tema del Sáhara, ex-colonia española que fue ocupada por Marruecos tras la Marcha Verde de 1975. España cedió el territorio a Marruecos y a Mauritania tras el Acuerdo de Madrid . Todo ello, frente a la oposición del Frente Polisario que defiende la independencia de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Mauritania abandonó prácticamente todo el territorio tras la ofensiva saharahui, pero la mayor parte del mismo sería ocupada por Marruecos. Hoy en día, Marruecos domina la mayor parte del Sáhara Occidental, pero ningún país del mundo reconoce su soberanía sobre la zona, aunque hay posturas más proclives a las tesis marroquíes de conceder cierta autonomía a la zona y que el mismo permanezca bajo la autoridad marroquí, entre ellos países con tanto peso como Francia, EE.UU. o los países de la Liga Árabe. Sin embargo, la mayor parte de los países de África y algunos latinoamericanos, reconocen al Frente Polisario y a la RASD como los soberanos de ese territorio. España ha pasado de una actitud de apoyo a las tesis saharauis a otra intermedia que acepta las tesis de la ONU de celebrar un referéndum para que sus habitantes decidan. El problema es quiénes pueden votar, sólo los saharauis o también los cientos de miles de colonos que ha instalado Marruecos y que son proclives a la soberanía alauí. Mientras España siga manteniendo cierto apoyo a las tesis saharauis (mayoritaria entre la opinión pública española) Marruecos nos seguirá presionando, bien con el tema de Ceuta y Melilla (del que ya hablaremos otro día), bien con la permisividad hacia la entrada masiva de inmigrantes hacia territorio español, ...
¿Qué debe hacer España? A mi entender, España ha de tener una postura clara y firme en temas importantes, como la soberanía sobre Ceuta y Melilla, el tema saharaui, etc. En este como en otros temas es necesario un importante consenso entre los dos partidos fundamentales de nuestro país. Todo ello, sin merma de seguir trabajando a favor de la buena vecindad entre nuestros dos países, seguir desarrollando proyectos de cooperación y desarrollo en el país vecino, no olvidando que los marroquíes son el colectivo inmigrante principal en nuestro país ni que socios tan importantes de nuestro país como EE.UU. y Francia también lo son del estado marroquí, por cuestiones geoestratégicas y ejercerán presiones sobre nuestro país en caso de conflicto.
Como colofón, señalar que hay que tener clara dos cuestiones, que el respeto internacional se gana con posiciones claras (consensuadas por la mayoría de los representantes españoles) y que es necesario seguir manteniendo relaciones de buena vecindad con Marruecos, pero también con Argelia; Túnez... nuestros vecinos del Sur.
Sobre este tema es muy interesante la lectura del libro "Vecinos alejados" del periodista Ignacio Cembrero y también es interesante conocer las posesiones españolas en el norte de África.

domingo, 1 de agosto de 2010

"El cielo de la boca" de José Antonio Muriana

Es de esos libros que te mantiene la atención de forma continua. Lo lees de un tirón porque te engancha desde el principio y no puedes dejar de leer hasta que lo acabas. Bien escrito, entrelazando con maestría las historias de sus principales personajes y exponiendo las diferentes visiones que siempre hay sobre un hecho, en este caso la situación límite que vive un matrimonio y el difícil camino que inician sus protagonistas. El autor nos muestra la simpatía por los personajes frágiles, de grandes sentimientos y que encuentran difícil encaje en la cruel realidad mundana. El libro destila mucha sensibilidad y, a pesar de la sensación de tristeza y de desencanto que te queda al final del mismo, por encima de ello, predomina la ternura y el amor que transmite.